jueves, 5 de enero de 2012

Chapter 1

El cielo estaba de un color azulado claro y unas nubes blancas se movían por el cielo creando formas muy raras y únicas.
En la tribu de los Dragones, en una aldea de los dragones dorados un hombre y una adolescente practicaban con sus espadas de una manera violenta. Se podría decir que era un combate de verdad pero no... era un entrenamiento, normal y corriente para los humanos que vivían en aquella tribu. Las personas que vivían allí no usaban poderes mágicos como las otras tribus ellos se caracterizaban por su gran habilidad con las espadas, tanto hombres como mujeres, y en muy pocas ocasiones se usaban las gemas de los dragones para la magia.
Viendo la batalla se encontraba un dragón enorme, el cual estaba tumbado, sus enormes alas estaban cerradas y su piel era de un color dorado. Al hombre se le calló la espada y la mujer le colocó la suya en el cuello.

-Me rindo- suspiró el hombre levantando las manos en faz de rendirse- Tu ganas

-Estoy mejorando- se alegró la chica mientras guardaba su espada en su vaina la cual estaba en su espalda- ¿Verdad Zudrank?

-"Me alegro de que porfín hayas ganado a tu padre, Hogo"- le dijo telepaticamente

-No me llames así- le sonrió- Mejor Aiko

-Recoge tus cosas- le ordenó su padre- Volvemos a la aldea, tu madre se preguntará donde hemos estada

-Vale, vale- corrió hacia el dragón y se subió en su lomo- ¡Vamos Zudrank!



****


Un adolescente de cabellos dorados y de unos ojos azules profundos e hipnotizantes entrenaba duramente. Muchas personas se le acercaban por todos lados, todos con espadas. Giró sobre sí y su espada derribó a todos los que venían a atacarle. Sonrió al ver que había acabado con ellos con éxito.


-¡Bien hecho!- le felicitó un hombre- Aprendes rápido Soun


-Gracias- le agradeció mientras se secaba el sudor con una toalla- ¿Ya puedo ser capaz de proteger a todos los dragones?


-Claro que sí- dijo un hombre, era un sacerdote- Tu misión ahora es proteger a todos los dragones, desde los huevos hasta a los dragones más sábios y viejos. Tu deber, Doragongändian, es proteger a tu pueblo. Hay muchos dragones en nuestra tribu, los dragones de agua los cuales viven en el mar y rios y la tribu de los dragones azules vive con ellos, los dragones de fuego, donde grandes aldeas viven cerca de volcanes con los dragones escupe fuego. Los dragones rojos y dorados son dragones muy pecuilares y los dragones de aire. Todos ellos son importantes y tú tienes que protegerlos. ¿Lo juras?


-Lo juro- dijo bajando la cabeza y clavando su espada en el suelo- lo juro por mi vida.



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-¡Mamá! Hemos llegado- le gritó la pelirroja


-Llegais para la comida- dijo sin dejar de cortar los trozos de zanahoria


-Voy a ver donde está Soun- dijo la chica dirigiendose a la puerta


-No está- le dijo su madre- Se ha ido al palacio de los sacerdotes a entrenar durante todo el día. No salgas y ayudame a poner la mesa, porfavor


-Bien- dijo mientras sacaba los platos de madera

martes, 3 de enero de 2012

Todo empezó...

Cuentan los ancianos más sábios que en una época lejana, no existía ni el mar tan inmenso y azul ni siquiera la tierra donde viven tranquilamente, el cielo estaba oscuro, en una noche eterna. Una noche sin luna, sin estrellas, sin vida.
La luz era algo inexistente pero apareció, como aparece un dragón de un huevo, expectacularmente. Una noche, un día, ¿qué pasó? Aquello era una sospecha que ni el anciano más sábio y más mayor podía explicar.

Aquel era un mundo llamado Subarashï y todo aquel mundo estaba partido en grandes tribus, tribus muy diferentes entre ellas. Una de ellas era la de los Dragones donde allí vivían las enormes bestias, pero no solo ellos vivían allí. Había humanos que vivían con ellos el día a día, e incluso había gente que tenía algun dragón que era solo suyo.
Otra gran tribu la cual estaba partida en cuatro partes, cada una con su clima, verano, primavera, invierno y otoño. Aquella tribu era completamente diferente entre ellos y a veces tan solo apreciaban a los suyos.
Otra gran tribu era la de los unicornios donde allí preciosos y espectaculares unicornios vivían con humanos, tranquilos, inteligentes y de una gran sabiduría. Solo los elegidos podía vivir allí ya que los unicornios lideraban aquel lugar y solo la gente especial era bien recibida.
Una tribu poderosa era sin duda la de los elementos, el agua, el fuego, el aire y la tierra. Aquellos cuatro elementons separados, al igual que las estaciones. Los de la tribu que eran de agua vivían en el mar con un castillo alzado en el agua y todos ellos poseían curiosas aletas de sirenas. Los del fuego vivían en tierras llenas de volcanes y tierra muerta, aun así eran mucho más tranquilos de lo que parecían. En la parte del aire vivían en torres elevadas en el aire y solo los que vivían allí podían llegar hasta allí y solo ellos sabían la historia de como se habían levantado aquellas torres tan enormes. La última, la de la tierra, vivía en un lugar lleno de vida, con millones de árboles vivían en un claro enorme donde sus vidas eran tranquilas y curiosas.
Habían una última tribu... un tribu que nadie conocía y que nadie podía explicar quienes vivían allí, ni los dragones ni los unicornios lo sabían.

Pero la historia no acaba así, si no que acaba de empezar. Todo empiezó con una tribu, en una aldea y todo ocurre con una chica, una chica diferente, especial y llamativa para gente especial como ella...